El Riksbank sueco redujo su tasa de política en 25 puntos básicos al 2% en junio, en línea con las expectativas, a medida que la recuperación económica del país se desacelera y la inflación disminuye.
Los datos recientes muestran un crecimiento más débil y un desempleo persistentemente alto, mientras que la inflación se ha alineado con las proyecciones anteriores pero se espera que caiga ligeramente por debajo de las proyecciones anteriores debido a una demanda más débil.
El recorte de la tasa tiene como objetivo estabilizar la inflación en el objetivo y apoyar la economía.
El banco central también señaló la posibilidad de otro recorte más adelante este año.
La incertidumbre global, impulsada por las tensiones comerciales y el conflicto en Medio Oriente en escalada, continúa afectando las perspectivas.
Aunque los mercados financieros se han calmado un poco y algunos aranceles pueden ser más bajos de lo previsto, los riesgos geopolíticos siguen siendo altos.
A nivel nacional, el aumento de los salarios reales ofrece cierto apoyo, pero el ritmo de la recuperación es más lento de lo esperado.
El futuro camino de la política monetaria dependerá de los nuevos datos y de cómo afecte a las expectativas de inflación y crecimiento.