El BCE recortó sus tres principales tasas de interés en 25 puntos básicos, reduciendo la tasa de refinanciación principal al 2,40%, la tasa de depósito al 2,25% y la facilidad marginal de crédito al 2,65%, como se esperaba.
La decisión refleja una creciente confianza en que la inflación está en camino de volver de manera sostenible al objetivo del 2%.
Tanto la inflación general como la subyacente han continuado disminuyendo, con la inflación de servicios también enfriándose.
El crecimiento salarial se está moderando y las empresas están absorbiendo parte de la presión de costos.
Sin embargo, persisten riesgos para las perspectivas de la Zona Euro, especialmente debido al aumento de las tensiones comerciales globales, que están afectando la confianza y endureciendo las condiciones financieras.
El BCE reconoció que las perspectivas de crecimiento se han debilitado y enfatizó un enfoque dependiente de los datos en el futuro.
No se comprometió a realizar más recortes, subrayando que las decisiones futuras dependerán de los datos económicos, la dinámica de la inflación y la fortaleza de la transmisión monetaria.