El Banco de Japón (BoJ) está adoptando una postura cautelosa ante la incertidumbre sobre la política arancelaria de EE.
UU., según el resumen de la reunión de política del 30 de abril al 1 de mayo.
Los aranceles altos prolongados podrían llevar a los exportadores japoneses a reestructurar operaciones, incluida la transferencia de la producción a EE.
UU.
y la racionalización de las cadenas de suministro, lo que podría perjudicar a las empresas pequeñas y medianas que representan el 70% del empleo en Japón.
Aunque se proyecta que la inflación se mantenga cerca del objetivo del 2% hasta el año fiscal 2027, respaldada por el crecimiento de los salarios y un mercado laboral ajustado, los aranceles de EE.
podrían reducir el crecimiento económico y el sentimiento en Japón, ejerciendo presión a la baja sobre la inflación subyacente.
El banco central considera los efectos arancelarios como choques a corto plazo con un impacto limitado a largo plazo en la inflación o el crecimiento potencial.
Sin embargo, destaca la importancia de monitorear los riesgos e incertidumbres.
Si la perspectiva económica y de precios actual se mantiene, el BoJ planea continuar aumentando gradualmente las tasas de interés, manteniendo al mismo tiempo flexibilidad ante las condiciones cambiantes.