El Banco de Japón enfatizó que cualquier futura subida de tasas dependerá de si se materializa su perspectiva económica y de precios, según el resumen de opiniones de su Reunión de Política Monetaria de junio.
Añadió que, aunque la inflación ha superado ligeramente las expectativas, se espera que el crecimiento económico se desacelere y la mejora del IPC pueda ser lenta.
Dados los riesgos derivados de las tensiones comerciales globales y la inestabilidad geopolítica, los miembros de la junta consideran apropiado mantener la postura acomodaticia actual.
El BoJ tiene como objetivo reducir gradualmente sus compras de bonos del gobierno japonés para permitir que las tasas de interés a largo plazo sean determinadas por el mercado, pero advierte que moverse demasiado rápido podría desestabilizar los mercados.
Planea reducir el ritmo de reducción a JPY 200 mil millones al mes a partir de abril de 2026, con una revisión intermedia en junio de 2026, enfatizando que esto no implica un cambio en la postura de política.
También señaló que los precios del arroz casi se han duplicado respecto al año anterior, lo que ha impulsado el IPC y ha afectado las expectativas de inflación, lo que justifica un seguimiento cercano.